Mateo Escobar García, especialista en propiedad intelectual y derechos de autor nos invita a conocer y aprender del mundo de los derechos morales en el género urbano
A principio del presente siglo, a nuestro país llego una oleada musical proveniente del mar caribe, fecundada por Jamaica y Panamá, pero sazonada finalmente por el boricua, los cuales tomaron las raíces y cocinaron su propio saoco denominado, REGGAETON. Palabra implementada por DJ Nelson en una de sus producciones discográficas iniciales en 1996, aunque también el artista Ramón Ayala (Daddy Yankee) se otorga la autoría de la denominación debido a su trabajo con DJ Playero en los años 90.
Bien sabemos todos nosotros, desde la bombardeada atómica que inició con Tego Calderón, Don Omar, Héctor y Tito, como punta de lanza para abrir el mercado latino, ese nuevo ritmo caribeño que se pegaba como lapa a la cintura de los jóvenes colombianos, era debido NO al contenido lírical de las obras musicales (por el contrario, estaban saturadas de modismos puertorriqueños desconocidos para el resto de Latinoamérica y palabas de alto contenido soez y explicito) sino precisamente, a los ritmos o “pistas” creadas por los productores musicales e ingenieros de sonido, que hicieron de éste género, un fenómeno global de proporciones magnánimas; aunque todo el contenido de éste nuevo género musical, tanto en formato de audio como en video, fue motivo de malestar en la industria del entretenimiento y por demás, una malísima recepción por parte del público adulto en su mayoría…logró convertirse en el género más escuchado a nivel mundial ahora mismo, ¿Por qué?, debido a una sencilla razón, la música es un lenguaje universal y, como tal, la melodía es la que trasmite las sensaciones por todo nuestro cuerpo y nuestro ser, genera el vínculo espiritual y hasta libera endorfinas por todos nuestros folículos de una manera excelsa.
Entrando en materia, los oyentes finales o consumidores del producto musical, es muy poco lo que recibe de información, acerca de la cadena de valor que atravesó la obra para ser finalmente interpretada y puesta en un fonograma, es decir, el master. Cotidianamente reconocemos es a… los cantantes, perpetrando inconscientemente una vulneración al Derecho Moral de todas aquellas personas, participes para la concreción de la obra, tales como autores, compositores, interpretes, arreglistas, ingenieros, productores musicales y ejecutivos. Todos los géneros musicales en su mayoría omiten éste derecho nacido del derecho de autor, exceptuando el urbano, qué desde sus raíces, siendo el reggaeton la matrix del mismo, se “pauto” o se publicitó, al finalizar de cada canción, a los productores musicales en su mayoría, cuando eran parte de la producción, a los ingenieros de sonido, a sus casas disqueras propias o independientes , además de otras series de cuñas publicitarias como una frase recurrentes que se terminaban volviendo un lema comercial distintivo atado a la marca.
Recordaremos todos canciones celebres que nos transportan a momentos únicos, teles como:
- Dile, Don Omar
- Lo que paso pasó, DY
- Mayor que yo, Baby Ranks, Wisin, Hector, DY
- Dale don dale, Don Omar
- Felina, Hector & Tito
- Gasolina, DY
- Ven báilalo, Khriz & Angel
- Pobre diabla, Don Omar
- Pam Pam, Wisin & Yandel
- Baila morena, Héctor y Tito FT Don Omar
- Sensación del bloque, Randy Ft. De la Ghetto
- Down, Rakim & Ken Y
- Atrévete, Calle 13
- Frikitona, Plan B
- Tu Principe, Zion y Lennox Ft. DY
- Bandoleros, Don Omar y Tego Calderón
- Amor de colegio, Héctor & Tito Ft. Don Omar
Y aunque la lista es mucho más extensa, sí, en algún momento por casualidad, haciendo recuento en tu memoria, escuchas hasta el final de la canción, encontraras el nombre de los productores musicales; la mayoría del público en general, nunca entendieron el significado o pensaban simplemente que era un complemento de la canción, pero lo cierto es que se estaba ejerciendo un derecho moral de autor nunca antes visto en la industria musical, hecho que dio pie a que muchos productores musicales salieran de las penumbras, y empezaran a promocionarse como servicio además de posicionar sus productos musicales ya terminados y certificados por la RIAA, en el entendido que no eran ya ellos los dueños de las obras, pero sí los autores o compositores, derecho que se extiende a perpetuidad, es de rango fundamental y, qué será siempre una parte inalienable de su expresión como persona. Adicionalmente a los derechos conferidos, se brindó la posibilidad de crear un catálogo a manera de recuento de la paternidad de las obras -derecho que jamás se cede- y por ende, generar un bien intangible de su propiedad, con la finalidad de promoción o publicidad mayoritariamente, en las plataformas digitales, soportándose en su derecho fundamental al trabajo .
La proliferación de las canciones del género urbano además de los artistas que surgen en cantidades astronómicas, es proporcionalmente debido a la cantidad de estudios de grabación, de propiedad precisamente de los productores musicales o ingenieros de sonido, que son, la mente maestra detrás del producto final, razón que me alegra en sobremanera, en el entendido que se empiece a dar valor, al verdadero trabajo, que es, crear el idioma universal propagado a través de vibras.
Finalizo éste articulo apenas arañando algo denominado derechos de autor y, qué no precisa siquiera ser una introducción al mismo, se trata de mi cosmovisión y experiencia frente a esta fracción de la industria musical, qué se denomina género urbano, género que nos está representando como latinos positivamente, siendo tendencia por primera vez de manera universal y un gran ejemplo de nuestra arte y desarrollo cultural, una muchísima mejor versión de nuestro antiguo estigma, abriendo grandes puertas para que los talentos que existen de maneras exponencialmente ilógicas en nuestra cultura latina, se den a conocer de manera global.
PD: La próxima vez que escuches una canción del género urbano que te guste, cierra los ojos y pon mucha atención al final de ella, en la parte que el cantante ya está hablando, es decir, en el outro de la canción, trata de recordar los nombres a los que hace referencia a parte de sí mismo, haz el ejercicio de escribirlos en google y veras la grata sorpresa que te llevaras ;).